Autocrítica en piel ajena

Realizar valoraciones y juicios críticos de nuestros comportamientos y acciones es una capacidad que, lamentablemente, a la mayoría nos cuesta desarrollar, y quizás tengamos poco incorporado a nuestras conductas.

La autocrítica, al igual que la crítica, puede ser positiva o negativa, constructiva o destructiva. La positiva nos ayuda a avanzar y mejorar, ya que, del análisis de nuestros errores aprenderemos, los veremos como oportunidades de crecimiento y mejora, y corregiremos debilidades. La negativa, sin embargo, tiene un efecto de bloqueo, de confrontación con uno mismo, pues los errores son usados como ariete, el análisis brilla por su ausencia y la asunción de errores también.

Un bajo nivel de autocrítica no facilita que las personas tengamos un buen crecimiento personal, ni valiosas relaciones con los demás. Por tanto, la capacidad de autocrítica es algo que debemos mejorar y construir constantemente, tanto para nuestro ámbito personal, como en el laboral, para lo que se deben trabajar cuatro aspectos: i) La capacidad analítica, de situaciones, conductas, acciones y pensamientos. ii) La actitud positiva, para canalizar el error sin sentido de culpa ni frustración, y sí como oportunidad de mejora. iii) El enfoque a la acción, sin planteamiento de acción de mejora real volveremos a caer en el error.  iv) El diálogo sincero y franco, con nosotros mismos y con otros, que nos aportarán otros puntos de vista y una retroalimentación que enriquecerá nuestro análisis y acciones a tomar.

En lo que si solemos ser muy buenos es en la “autocrítica” ajena, algo que he comprado en mis numerosas entrevistas con trabajadores, cargos intermedios y directivos, donde sólo excepcionalmente, he encontrado personas que hayan realizado una autocrítica ecuánime y sincera de su trabajo. Lo habitual es la búsqueda y el encuentro de la justificación, del reparto de culpas y de la higiene de manos. Nada diferente a lo que vemos diariamente en nuestra vida pública (mediática y política), o más exactamente, en nuestra confrontación pública. Lo que me lleva a concluir que es una de las capacidades y valores que más necesitamos para crecer y mejorar como sociedad.

Compartir:
Últimos artículos

De becario a aprendiz

Me contaban la futura implantación en Málaga de un centro alemán de formación dual y cómo Alemania ha hecho de este modelo uno de sus

La bronca es fácil

La descalificación ha sustituido al argumento, la bronca al análisis, y el desprecio al adversario es la forma aceptada, incluso aplaudida, de hacer política. Sólo

No está todo perdido

Europa es como una gran empresa que, tras décadas de éxito, se ha dejado llevar por la inercia y la complacencia. En la segunda mitad

Palancas de futuro

Las pymes se enfrentan a crecientes desafíos en este cada vez más complejo e incierto entorno. Sin embargo, el problema no está en las circunstancias

Send Us A Message

Ir al contenido